sábado, 1 de marzo de 2014

Conocer a Jesús, es dejarse acompañar por Él


¿QUÉ ES EL ACOMPAÑAMIENTO VOCACIONAL? 

El acompañamiento vocacional consiste en la relación interpersonal entre acompañante y acompañado en la que el acompañante ayuda al acompañado a reconocer, acoger y responder a la acción de Dios que pasa como salvador y señor por su vida y le llama a seguirle según un proyecto de vida. 

El acompañamiento vocacional es el dinamismo, privilegiado de la pastoral vocacional. A través del mismo es posible detectar y acompañar con profundidad las inquietudes y signos vocacionales que aparecen en los llamados y a ayudarles a personalizar su proyecto de vida cristiana específica. Es, por tanto, una ayuda temporal e instrumental que una persona presta a otra para que ésta última pueda vivir adecuadamente su proceso vocacional. 

El proceso vocacional es un camino con niveles y etapas distintos, conceptualmente diferenciados. En la práctica alguna etapa puede coincidir o adelantarse a otras, pues es variopinta la situación real de las circunstancias que puedan darse en concreto. Conviene, de entrada, ir buscando convergencias entre lo teológico y lo antropológico. Desde ahí se plantea la tarea del acompañamiento. En síntesis podemos decir que se dan los siguientes momentos: 

− Nace la vocación. 
− Se detecta esa vocación. 
− Se acompaña, discierne y examina la vocación 
− El sujeto consolida su vocación. 
− El acompañante examina la vocación. 
− Se acoge la vocación con la primera incorporación i



domingo, 16 de febrero de 2014

PRIMER ENCUENTRO DE ASPIRANTES 2014

Durante los días 31 de Enero 1 y dos de Febrero se reunieron en la Comunidad del Noviciado 6 jovenes que desean responder al llamado de Jesús.


Cualquier joven responsable se plantea el futuro de su vida: piensa en una profesión, si va a formar una familia, etc.
Un joven cristiano también se plantea la vida, pero preguntándose: ¿Qué espera Dios de mí? Sabe que Dios quiere la felicidad de cada persona y es capaz de dársela. Vocación significa "llamada": es lo que Dios está llamando a cada uno.

Por la fe estamos todos llamados a vivir la vocación cristiana: ser testigos del amor de Dios en nuestro ambiente, en el trabajo, la familia, etc. Pero hay tres formas de vivir la vocación cristiana:
  1. La vocación de laicos: Los cristianos que ejercen una profesión, viven en medio de la sociedad, se casan normalmente, fundan una familia y en todo tratan de construir el mundo segùn los planes de Dios.
  2. La vocación sacerdotal: Los cristianos que reciben el sacramento del Orden para hacer presente a Jesucristo mediante la predicación de la Palabra de Dios, la celebración de los Sacramentos y el cuidado pastoral de la comunidad (parroquia, grupos, etc.). Para ello se preparan en el Seminario durante siete años y ofrecen su vida en una dedicación total, renunciando a constituir una familia y optando por el celibato consagrado a fin de imitar a Jesucristo y servir más plenamente a todos.
  3. La vocación de vida consagrada: Consagrar la vida al servicio de Dios y de los demás, mediante la ofrenda de los tres votos o consejos evangélicos, a imitación de Jesucristo: la pobreza, la obediencia viviendo en fraternidad y la castidad. Esta consagración se puede vivir de dos maneras:
    1. Institutos de vida religiosa: Viven en comunidad y son variados, porque cada uno actualiza y se fija en algún aspecto de la vida de Jesús: la oración (los monjes y monjas contemplativos), el servicio a los pobres, la enseñanza, las obras de misereicordia, la predicación (religiosos y religiosas de vida activa).
    2. Institutos seculares: Se parecen a los religiosos en que profesan los consejos evangélicos, pero se parecen a los laicos en que trabajan y viven en medio de la sociedad, sin llevar distintivos, sino distinguiéndose por su entrega y radicaclidad evangélica a fin de santificar el trabajo del mundo y las relaciones sociales.
Tanto la vocación sacerdotal como la vida consagrada suponen optar por el de celibato por el Reino los Cielos. No se renuncia al amor. Se experimenta el amor de Dios, se le elige a Él como el Amor absoluto de la vida y se ama a los demás por amor a Dios.

Imprescindible para una buena elección

1. Querer cumplir la voluntad de Dios y amarlo sobre todas las cosas.
2. Examinar a qué vocación te llama Dios, teniendo en cuenta tus cualidades y tus sensibilidades, a la vez que las necesidades que hay en el mundo.

3. Orar, consultar con algún sacerdote o asesor vocacional.